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Cambio Climático

Algunas empresas de biocombustibles renuncian a ellos para sobrevivir

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Compañías como Gevo esperan alcanzar la rentabilidad convirtiendo el maíz en productos químicos.

  • por Kevin Bullis | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 22 Diciembre, 2011

Gevo, una destacada compañía de biocombustibles avanzados, beneficiaria de millones de dólares en fondos del gobierno de Estados Unidos para desarrollar combustibles a partir de fuentes celulósicas como la hierba y las astillas de madera, se está dando cuenta de que no puede utilizar estos materiales si quiere sobrevivir. En su lugar, va a utilizar maíz, una fuente habitual para biocombustibles convencionales. Es más, la mayoría de los productos de su primera planta se utilizarán para fabricar productos químicos en lugar de para combustibles.

A medida que se hace evidente la dificultad de producir biocombustibles de celulosa de forma económica, un número creciente de empresas de biocombustibles avanzados está descubriendo la necesidad de adoptar enfoques creativos, incluso si ello implica abandonar algunas de sus credenciales verdes, al menos temporalmente, y centrarse en mercados que no tengan un impacto importante sobre las importaciones de petróleo. Este no es el resultado que esperaba el Gobierno estadounidense tras anunciar medidas para la fabricación de biocombustibles celulósicos, financiación para I+D y otros incentivos durante los últimos años.

La producción de biocombustibles de celulosa sigue costando mucho más que la del etanol de maíz o la gasolina. Una de las razones tiene que ver con la dificultad encontrada por las start-ups para recaudar suficiente dinero con el que construir las plantas comerciales a gran escala necesarias para reducir los costes. Eso se debe en parte a que su tecnología no está probada, y en parte a que aún no existe un mercado garantizado para los biocombustibles de celulosa.

Además, las medidas del Gobierno destinadas a ayudar a crear un mercado para los biocombustibles de celulosa han sido hasta ahora poco eficaces. Generalmente resulta más barato para los proveedores de combustible afectados por estas medidas comprar créditos en lugar de biocombustibles. Por último, las cadenas de suministro de materiales de celulosa aún no están bien desarrolladas, por lo que las empresas se enfrentan a un desafío cuando tratan de asegurar un acceso fiable a los mismos.

La estrategia de Gevo aborda todos estos problemas. Además de usar el maíz para superar las dificultades de suministro, la empresa está reduciendo los costes mediante la adaptación de las instalaciones existentes de etanol de maíz en lugar de construir otras nuevas. La adaptación de la primera planta, en Luverne, Minnesota (EE.UU.), costará alrededor de 40 millones de dólares (30,5 millones de euros), solo una pequeña parte de los cientos de millones que costaría construir una nueva planta. Además, en lugar de producir etanol, Gevo está generando butanol, que puede venderse a un precio más alto, especialmente para su uso como materia prima para la industria química. Gevo espera poder fabricar butanol a partir del maíz -una materia prima fácilmente disponible- por mucho menos de lo que cuesta producirlo a partir del petróleo.

Gevo tiene planes para iniciar operaciones en Luverne en los próximos seis meses, y espera producir 17 millones de litros de butanol al año. La mayor parte será para Sasol Chemical Industries, que venderá el butanol para crear productos químicos.

El butanol se puede convertir en una amplia gama de productos para la fabricación de plásticos y otras materias que en la actualidad se producen con petróleo. Gevo ya tiene un acuerdo con un gran fabricante de caucho sintético, y la semana pasada anunció una alianza con Coca-Cola Company para desarrollar botellas de plástico fabricadas en su totalidad a partir de plantas.

Sin embargo, Gevo no va a abandonar completamente el mercado de los combustibles. Tiene un acuerdo con un distribuidor que venderá el butanol para su uso en motores pequeños y marinos, dos aplicaciones en las que el etanol no funciona bien. También está produciendo a partir de su butanol 11.000 galones de combustible de aviación para la Fuerza Aérea de EE.UU., que quiere probarlo para su uso en aviones. Ese contrato cubrirá el coste de una planta de demostración capaz de fabricar 10.000 galones mensuales de combustible de aviación, señala Pat Gruber, director general de Gevo.

El uso de maíz para combustibles y productos químicos está rodeado de controversia, en parte debido a que el cultivo y procesamiento de esta planta libera cantidades significativas de gases de efecto invernadero, y también porque el uso de maíz para combustible puede afectar a los mercados de alimentos.

Gruber indica que el impacto en los suministros de alimentos y los precios se ve mitigado por el hecho de que la proteína del maíz sigue estando disponible para su uso en la alimentación animal. Incluso argumenta que el uso del azúcar del maíz para producir combustible en lugar de bebidas gaseosas podría reducir el problema de obesidad en Estados Unidos.

"Supongamos que estamos en un mundo en el que producimos enormes cantidades de combustibles y dejamos a un lado el petróleo. Podríamos llegar al punto en que crearíamos un conflicto entre los alimentos y los combustibles", asegura. "Deberíamos usar solo los carbohidratos excedentes para producir combustibles". Aún así, en última instancia la compañía planea usar fuentes no alimenticias. "La materia prima en EE.UU. ahora mismo es el almidón de maíz", indica. "Esa es la materia prima adecuada para nosotros ahora pero en el futuro será la celulosa".

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