Habiendo fracasado a la hora de cumplir los requisitos de un acuerdo de préstamo suscrito con el Departamento de Energía de Estados unidos (DOE en sus siglas en inglés), Fisker Automotive, una start-up dedicada a la fabricación de coches híbridos de gama alta, anunció la semana pasada que detendrá las obras de una fábrica en Delaware y despedirá a 26 personas. Los problemas de Fisker podrían resultar desastrosos no solo para la propia empresa sino también para A123 Systems, que suministra baterías de ión-litio al fabricante. 

Los hechos revelan la posibilidad de que se produzcan dos fracasos en un momento en el que los programas de préstamos y subvenciones del DOE están bajo escrutinio tras la quiebra de empresas financiadas por éstos: Beacon Power, Ener1, y la más sonada, Solyndra, un fabricante de paneles solares que recibió un  préstamo de 535 millones de dólares (unos 415 millones de euros) como parte de un programa federal de préstamos y avales.

Fisker es un cliente clave par A123 puesto que usa sus baterías para el Karma, su modelo de berlina híbrida enchufable de lujo.  El jueves pasado, tras saberse de las dificultades de Fisker, las acciones del fabricante de baterías de ión-litio A123 Systems cayeron un 24 por ciento.

A pesar de que los ingresos de estas dos empresas han aumentado en los últimos tiempos, ambas están operando con pérdidas y quizá necesiten recaudar más fondos para evitar la quiebra. A123 Systems tiene numerosos pequeños contratos para producir baterías, y algunos más grandes que entrarán en vigor el año que viene. Pero por ahora sus ingresos dependen en gran medida de Fisker. Su destino podría depender de si Fisker es capaz de recaudar el dinero suficiente de inversores privados o renegociar los términos del préstamo concedido por el DOE.

Se espera que la Casa Blanca presente una revisión del programa de préstamos del DOE en esta semana. En la situación actual de crisis económica a Fisker quizá le resulte difícil renegociar los términos de su acuerdo de préstamo con el DOE, sobre todo dado que el propio DOE está bajo sospecha por renegociar los términos del acuerdo con Solyndra.

Fisker Automotive recibió un aval de préstamo de 528,7 millones de dólares (unos 410 millones de euros) de los que ha ejecutado 193 millones hasta la fecha (unos 150 millones de euros). A123 Systems, una empresa joven que se puso en marcha gracias a la financiación del gobierno, recibió hace poco una subvención federal de 249 millones de dólares (unos 193 millones de euros) para construir plantas de fabricación de baterías. Por ahora ha usado la mitad de la subvención. Tanto una como otra también han reunido grandes cantidades de capital privado.

Ambas empresas han recibido buenas noticias en los últimos meses. Después de años de retrasos, Fisker empezó a vender su berlina Karma en octubre. Ya ha fabricado 1.500 coches y vendido “cientos” según un portavoz de la empresa. A123 Systems, una empresa que cotiza en bolsa, anunció un importante aumento de los ingresos en su último informe trimestral de ingresos, con fecha de noviembre pasado.

Pero en aquel momento A123 también avisó de que su tasa de crecimiento actual no seguiría siendo la misma, en gran medida porque Fisker había cancelado pedidos de baterías inesperadamente. Como consecuencia de los pedidos anulados, que Fisker atribuyó a un exceso de stock debido a retrasos en la producción del Karma, A123 rebajó sus previsiones de ingresos para el año en 45 millones de dólares (unos 35 millones de euros).

A123 Systems no revela exactamente qué porcentaje de su negocio proviene de Fisker, pero basándose en la revisión a la baja de los ingresos, un analista calcula que el año pasado estaba en torno al 30 por ciento. A123 Systems desvelará sus resultados financieros para 2011 dentro de un mes. Y no espera que empiecen a llegar pedidos de Fisker hasta la primavera.

A123 Systems necesita todo el negocio que pueda conseguir. Incluso con el aumento de ingresos logrado en el tercer trimestre de 2011 -un crecimiento del 300 por ciento respecto al año pasado- informó de pérdidas de 173 millones de dólares (unos 135 millones de euros) en los primeros nueve meses de 2011. Una de sus necesidades más urgentes es aumentar la producción para optimizar la capacidad de producción de sus fábricas de baterías, lo que aumentaría los ingresos y reduciría los costes de fabricación de cada unidad. Sin los pedidos de Fisker, gran parte del equipo está más infrautilizado de lo que esperaba la empresa.

Aunque se sabe menos de la situación financiera de Fisker, una sociedad privada, el anuncio que hizo la semana pasada demuestra que esperaba seguir contando con la financiación del Gobierno. Fisker afirma que el hecho de que se hayan detenido las obras de la fábrica de Delaware no afectará a la producción del Karma, que se fabrica en Finlandia. Pero la fábrica de Delaware iba a ser el lugar en el que se produjera el segundo coche de la empresa, el aún desconocido Nina, que será más barato que el Karma. El plan de negocios de Fisker incluye acabar vendiendo grandes cantidades del Nina.

Por lo menos A123 Systems cuenta con importantes reservas de efectivo e ingresos de contratos firmados con varios fabricantes de automóviles, con proyectos relacionados con la red eléctrica y con empresas a las que proporciona sistemas de backup energético. Si es capaz de superar este año, sus perspectivas quizá sean mejores en los años siguientes, cuando tiene contratos para fabricar más baterías.

Con el tiempo, A123 espera que sus mayores clientes sean responsables solo del 10 al 15 por ciento de sus ingresos, la mitad de lo que representa Fisker para ellos a día de hoy según el cálculo del analista. “Fisker es un cliente muy importante para A123 en 2011 y 2012”, afirma Dan Galves, analista en Deutsche Bank. “Pero A123 tiene muchos otros contratos previstos en 2012 que empiezan en 2013, lo que significa que Fisker no es un cliente crucial para la empresa a largo plazo”.