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Cambio Climático

Las horas bajas de la energía solar

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No basta con tener una tecnología innovadora, las pequeñas empresas solares necesitan además un modelo de negocio sólido, socios ricos y saber producir.

  • por Martin Lamonica | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 27 Julio, 2012

En los últimos tres años, la industria de la energía solar ha logrado resultados espectaculares reduciendo costes. De hecho, ha llegado a reducir el coste del vatio de energía a la mitad. Pero esa caída libre de los precios, impulsada por la fabricación a gran escala de los productores chinos, ha puesto a decenas e incluso cientos de empresas solares en la lista de especies en peligro de extinción. Para sobrevivir, las nuevas empresas de tecnología solar están repensando estrategias que parecían inamovibles hace tan solo unos años.

El peligro es evidente. Abound Solar tuvo que cerrar a principios de este verano porque no podía mantener el ritmo agotador de las reducciones de costes en la industria. Su caída sigue al espectacular colapso de Solyndra y las quiebras, cierres de plantas y reestructuraciones de muchos otros proveedores solares.

¿Cómo pueden sobrevivir las start-ups solares? El reto no es la falta de innovación o de financiación. En Estados Unidos las empresas solares innovadoras han atraído miles de millones de dólares de capital riesgo y préstamos gubernamentales. Pero incluso contando con una tecnología muy atractiva, los actores más pequeños se enfrentan al potente viento en contra de la competencia de gigantescos proveedores titulares que tienen acceso a grandes cantidades de capital barato, y al mismo tiempo, tienen que adaptarse a nuevos proceso de producción a escala.

La historia de 1366 Technologies, con sede en Lexington, Massachusetts (EE.UU.), ilustra lo difícil que es introducir una nueva tecnología en un mercado de proveedores volátil. De las numerosas start-ups solares que han surgido últimamente, esta spin-off del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE.UU.) ha destacado por jugar bien sus cartas. Al contrario que otras start-ups más arriesgadas que gastaron grandes cantidades de dinero diseñando equipos especiales para fabricar nuevos tipos de células fotoeléctricas y paneles solares en forma de finas películas, 1366 se centró en mejorar el proceso de fabricación de silicio ya existente, más prevalente hoy que nunca. Y metió mano a un grave problema: el elevado coste del silicio apto para fabricar células solares.

1366 Technologies desarrolló un innovador proceso que crea una oblea estándar de silicio de 12 cm cuadrados directamente de un baño de silicio fundido. Con este proceso eliminó toda una serie de pasos que requerían mucho tiempo y rebajó el coste potencial de fabricación de las obleas a la mitad (ver  Fabricación de más células solares a partir del silicio). Esas obleas se convierten en células fotoeléctricas que a su vez se conectan unas a otras en un panel solar.

Pero ahora las condiciones del mercado han cambiado drásticamente y la empresa se encuentra en dificultades.

Desde que se fundó 1366 hace cuatro años, el coste del silicio policristalino ha caído de cientos de dólares el kilo a menos de 25 dólares (unos 20 euros). Con el silicio así de barato, la estrategia de 1366 resulta mucho menos atractiva, puesto que rebajar el coste de producción de las obleas o las células de silicio tiene un impacto mucho menor sobre el precio final de los paneles solares.

Frank van Mierlo, consejero delegado de 1366 Technologies, admite que a la empresa le pilló por sorpresa el descenso del precio del silicio policristalino el año pasado. Aún así, afirma que su planta de demostración de 30 megavatios podrá vender obleas a un precio competitivo y con una eficiencia comparable. Sostiene que el proceso que usa esta empresa también implica menores costes de capital –puesto que se necesitan menos máquinas- y un rendimiento más constante.

Ya sea por suerte o por decisión consciente, la empresa, que ha contratado a poco personal y opera desde una oficina austera, ha sido muy frugal. Eso significa que tiene liquidez suficiente para sobrevivir hasta 2015, según Van Mierlo. La empresa usará su propia financiación para construir su planta de demostración y aún no ha hecho uso de un aval para un préstamo de 150 millones de dólares (unos 120 millones de euros) del Departamento de Energía de Estados Unidos para construir una planta de 1.000 megavatios que está entre sus planes futuros y para la que necesitará a otros inversores. También ha conseguido un socio estratégico, el gigante industrial coreano Hanwha Chemical, que podría comprar parte de las obleas que fabricará 1366.

“Desde luego, se ha subido el listón, los objetivos de costes tienen que ser más agresivos que nunca”, afirma Van Mierlo. “Pero el valor de cualquier mejora tecnológica es mucho mayor que hace una década porque ahora existe una industria mucho más grande que puede aprovecharse de él”.

Enfrentadas a las mismas condiciones difíciles, otras empresas solares están probando rutas alternativas para llegar al mercado, reconociendo que hacerlo solas ya no es una opción viable. Twin Creeks Technologies es una start-up con sede en San Jose, California (EE.UU.), que también diseñó un proceso que reduce los costes de fabricación de las células a la mitad al usar menos silicio manteniendo la misma eficacia (ver Una start-up aspira a rebajar el coste de las células fotoeléctricas a la mitad). Sin embargo, en vez de hacer las células ellos mismos, su intención es vender su equipo especializado para la producción de células a fabricantes solares que quieran tener una ventaja competitiva. La empresa aún no ha conseguido ningún cliente desde que se lanzó en marzo de este año, pero un representante de Twin Creeks afirma que se encuentran en medio de negociaciones y esperan tener clientes este año.

Otra estrategia es hacer un producto muy diferenciado, no solo uno que rebaje los costes de producción o mejore la eficacia de las células.

Solexel, una start-up con sede en Silicon Valley afirma que podrá producir células por 42 centavos el vatio (unos 31 céntimos de euro) en grandes cantidades en 2014. Solo con eso ya se mantendría por delante de la curva descendente de precios de la industria, pero la tecnología de la empresa tiene otras ventajas según Mark Kersten, director de ventas y marketing de la compañía. La eficiencia de sus células  es mayor que las de las células de silicio convencionales, los paneles son completamente negros y tienen una estética agradable y cada célula se puede controlar individualmente, lo que significa una menor pérdida de potencia debida a la sombra, según explica. “Tener una única especialidad es un reto en la actualidad”, afirma Kersten. El otro requisito para sobrevivir es tener acceso a mucho dinero, no solo de capital riesgo, sino también de inversores estratégicos como grandes empresas industriales y fabricantes solares. Además de proporcionar capital, son clientes potenciales y sirven para refrendar la tecnología a ojos de los demás.

Para comercializar su tecnología de película fina, la start-up Stion firmó acuerdos con dos fabricantes asiáticos, lo que permitió que su producto pasase del laboratorio a la fábrica sin tener que recaudar miles de millones por su cuenta. TMSC de Taiwán invirtió en la empresa y fabricó su primera generación de producto y luego Stion aceptó otra inversión del fabricante coreano Avaco para producir su siguiente generación de paneles. También se ha beneficiado de incentivos para fabricar en Mississippi (Estados Unidos).

Solexel también modificó su plan de negocios a la vista de los elevados costes que suponía de producir a gran escala. En vez de hacer paneles completos optó por fabricar solo sus células patentadas, contrató fuera la producción de paneles y pretende hacer una empresa conjunta para la producción de células. Con dinero para sobrevivir unos años y acceso a un préstamo del gobierno, 1366 Technologies “sigue adelante” con su plan original de vender sus obleas en la cadena de suministro de silicio, explica Van Mierlo.

Si todo lo demás falla, algunas empresas solares podrían vender su propiedad intelectual bajo licencia a otros fabricantes, aunque desde un punto de vista financiero, es el camino menos interesante. Muchas empresas solares incipientes acertaron al apostar por las nuevas tecnologías para lograr que el coste de la energía solar se acerque al de los combustibles fósiles. Sin embargo, al final las tribulaciones del mercado quizá triunfen sobre sus avances técnicos.

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