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THE ROYAL SOCIETY

Biotecnología

Más de 200 personas han sido tratadas con terapias experimentales CRISPR

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En la cumbre mundial sobre edición genómica, los interesantes resultados de los ensayos se vieron atenuados por preocupaciones éticas y sobre seguridad

  • por Jessica Hamzelou | traducido por
  • 14 Marzo, 2023

Este artículo es de The Checkup, el boletín biotecnológico semanal de MIT Technology Review. Para recibirlo cada jueves, suscríbase aquí .

He pasado los últimos días reflexionando sobre cómo, cuándo y si debiéramos utilizar herramientas de edición genética para modificar el genoma humano. Estas son cuestiones emotivas y de gran calado, sobre todo, cuando se trata de editar embriones.

He observado a científicos, expertos en ética, grupos en defensa de los pacientes y otras personalidades debatir sobre estos temas en la Tercera Cumbre Internacional sobre Edición del Genoma Humano, celebrada en Londres durante la semana pasada.

Hay muchos motivos para entusiasmarse con la edición genética. Desde que los científicos descubrieron que podían utilizar CRISPR para editar genomas celulares hace una década, han surgido múltiples ensayos clínicos para probar el uso de esta tecnología en enfermedades graves. CRISPR ya se ha utilizado para salvar vidas, y transformar otras.

Sin embargo, no ha sido un camino de rosas. No todos los ensayos han salido según lo previsto y, por desgracia, algunos voluntarios han fallecido. Es probable que los tratamientos exitosos sean caros y, por tanto, limitados a unos pocos ricos. Aunque estos ensayos tienden a cambiar los genes de células adultas, algunos esperan utilizar CRISPR y otras herramientas de edición genética en óvulos, espermatozoides y embriones. El espectro de los bebés de diseño sigue planeando sobre este campo.

En la última cumbre celebrada en Hong Kong en el año 2018, He Jiankui, que entonces trabajaba en la Universidad Meridional de Ciencia y Tecnología (SUSTech, por sus siglas en inglés) de Shenzhen (China), anunció que había utilizado CRISPR en embriones humanos. La noticia de los denominados bebés CRISPR causó un alboroto masivo, como era de esperar. "Nunca olvidaremos la conmoción", contó Victor Dzau, presidente de la Academia Nacional de Medicina de EE UU.


Manifestantes fuera de la Tercera Cumbre Internacional de Edición del Genoma Humano en Londres

He Jiankui acabó en prisión, y no fue liberado hasta el año pasado. Aunque la edición del genoma hereditario ya estaba prohibida en China en aquel momento, desde 2003, el país ha promulgado una serie de leyes adicionales diseñadas para evitar que esto vuelva a ocurrir. En la actualidad, la edición del genoma hereditario está prohibida por la legislación penal, según explicó Yaojin Peng, del Instituto de Células Madre y Medicina Regenerativa de Pekín (China).

En la cumbre de este año hubo menos drama, pero mucha emoción. En una sesión sobre cómo podría utilizarse la edición genética para tratar la anemia falciforme, Victoria Gray, una superviviente de 37 años, subió al escenario. Gray contó al público cómo sus graves síntomas habían perturbado su infancia y adolescencia, echando por tierra sus sueños de estudiar medicina. Además, describió episodios de fuertes dolores que la hospitalizaron durante meses, incluso sus hijos temían que muriera.

Entonces, Gray se sometió a un tratamiento que consistía en editar los genes de las células de su médula ósea. Sus nuevas supercélulas, como ella las llama, han transformado su vida. A los pocos minutos de recibir su transfusión de células editadas, sintió que volvía a nacer y derramó lágrimas de alegría, según contó. Tardó entre siete y ocho meses en sentirse mejor, pero, a partir de ese momento explicó: "Empecé a disfrutar de la vida que antes sentía que se me escapaba de las manos". Mientras, los estoicos científicos que me rodeaban se limpiaban las lágrimas.

Victoria Gray es una de las más de 200 voluntarias para ensayos clínicos basados en CRISPR, explicó David Liu, del Instituto Broad de MIT y Harvard. Liu ha dirigido el desarrollo de nuevas y mejoradas formas de CRISPR. Además, se están llevando a cabo ensayos para otras enfermedades, como el cáncer, la pérdida genética de visión y la amiloidosis.

Liu destacó el caso de Alyssa, una adolescente del Reino Unido a la que diagnosticaron un tipo de leucemia que afecta a aquellos glóbulos blancos denominados como células T. La quimioterapia no funcionó para Alyssa, ni tampoco el trasplante de médula ósea. Así que los médicos del Hospital Great Ormond Street (Londres) probaron un método basado en CRISPR.

Tomaron células T sanas de un donante y utilizaron CRISPR para modificarlas. Las células tratadas se alteraron para que no fueran rechazadas por el sistema inmunitario de Alyssa, y además localizaran y atacaran a las células T cancerosas de la paciente. Estas células se administraron a Alyssa como tratamiento, y parece que funcionó.

"Hasta ahora, unos diez meses después del tratamiento, su cáncer sigue siendo indetectable", aseguró Liu.

Es increíble que ya estemos escuchando historias tan exitosas, pero también hay motivos para la preocupación.

La cuestión de la equidad surgió una y otra vez durante la cumbre. Se espera que las terapias de edición genética sean caras, probablemente cuesten millones de dólares. ¿Quién podrá permitírselas? Los pacientes que viven en países de renta baja y media seguro que no, afirmaron varios asistentes.

Por ahora, las terapias CRISPR siguen considerándose experimentales y ninguna ha sido aprobada, la única forma de acceder a ellas es a través de ensayos clínicos. Y la mayoría se llevan a cabo en países ricos. Natacha Salomé Lima, psicóloga y bioeticista de la Universidad de Buenos Aires (Argentina), señaló que, mientras el 70% de los casos de cáncer en el mundo se dan en países de renta baja y media, dos tercios de los ensayos de terapias genéticas contra el cáncer se llevan a cabo en países de renta alta.

Los organizadores de la cumbre se habían esforzado por contar con ponentes de todo el mundo, y por incluir a personas que padecen trastornos a los que se dirige la edición genética. Pero algunos asistentes sintieron que faltaban voces en el debate. "¿Qué pasa con la comunidad LGBTQ?", preguntó Marc Dusseiller, de la ETH (Escuela Politécnica Federal de Zúrich, Suiza), quien se describe a sí mismo como un tallerólogo interesado en el biohacking y el bioarte.

Además, cabe señalar que no todos los tratamientos CRISPR han tenido éxito. Múltiples investigadores señalaron que aún no entendemos del todo cómo funciona el tratamiento. Podemos cortar ADN e intercambiar bases de ADN, o fragmentos de código genético, pero no estamos seguros de los efectos no deseados en otras partes del genoma. Es posible que, accidentalmente, se desencadene algún cambio genético en otra parte, y este podría tener consecuencias perjudiciales.

En 2022, Terry Horgan, de 27 años, murió mientras participaba en un ensayo clínico de un tratamiento CRISPR diseñado para tratar su distrofia muscular de Duchenne, una enfermedad mortal que provoca degeneración muscular. No se ha aclarado la causa de su muerte, ni si estuvo relacionada con el tratamiento.

Siempre existe el riesgo de que científicos deshonestos creen empresas que ofrezcan procedimientos no aprobados a personas desesperadas que están dispuestas a pagar por ellos, señaló Robin Lovell-Badge, biólogo especializado en células madre del Instituto Francis Crick (Londres, Reino Unido), donde se celebró la cumbre. Incluso podrían vender procedimientos no autorizados, diseñados para mejorar a las personas en lugar de tratarlas.

El primer día de la cumbre, un par de manifestantes se apostaron a la entrada del recinto con una pancarta en la que se leía: "Stop a los bebés de diseño". Este sentimiento es compartido por muchos científicos, ya que les preocupan los futuros intentos de editar genes de óvulos, espermatozoides o embriones.

En teoría, podría cambiarse el ADN de un embrión para evitar que un bebé desarrolle una enfermedad hereditaria. Los científicos suelen tener permiso para estudiar embriones durante 14 días antes de tener que destruirlos. Pero las investigaciones sobre embriones tempranos sugieren que son más propensos a efectos no deseados y potencialmente dañinos de la edición genética. Y estos cambios también se transmitirían a la siguiente generación.

La mayoría de los asistentes se centraron en las preocupaciones técnicas y éticas, pero Dusseiller tenía otra preocupación. La cumbre fue demasiado árida, opina él, y las graves cuestiones que rodean la edición genética pueden abordarse con cierto grado de humor. "Necesitamos más rareza. Necesitamos más chistes", pidió Dusseiller.

Leer más del archivo de Tech Review

Hay más de 50 estudios experimentales en marcha que utilizan la edición de genes en personas para tratar cáncer, VIH, enfermedades sanguíneas y de otro tipo. En la mayoría de ellos interviene CRISPR, según informó Antonio Regalado la semana pasada.

El año pasado, una voluntaria neozelandesa fue la primera en recibir un tratamiento experimental con CRISPR para reducir su colesterol. Uno de los científicos de este trabajo cree que el método podría beneficiar a casi todo el mundo.

CRISPR también se está estudiando para un tipo de ceguera hereditaria. El primer voluntario se sometió al tratamiento experimental en el año 2020.

El trabajo de He Jiankui nunca se publicó, fue rechazado por las principales revistas médicas. Pero Antonio consiguió el manuscrito y se lo mostró a cuatro expertos, sus veredictos fueron condenatorios. Las afirmaciones de He Jiankui no estaban respaldadas por sus resultados, los padres de los bebés podrían haber estado bajo presión para aceptar participar en el experimento y los investigadores siguieron adelante sin comprender del todo lo que estaban haciendo.

La cumbre se centró en la edición del genoma humano, pero CRISPR también se está explorando para hacer más grandes y fuertes a los animales de granja. Por ejemplo, un equipo de científicos ha introducido un gen de caimán en peces bagre para hacerlos más resistentes a las enfermedades.

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